Claro
y tan claro
y tan pesado
como el aceite
y los racimos de uranio
de las bombas que cayeron
sobre zonas que quedaron
convertidas en algo menos
que un cálido páramo.
y tan claro
y tan pesado
como el aceite
y los racimos de uranio
de las bombas que cayeron
sobre zonas que quedaron
convertidas en algo menos
que un cálido páramo.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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