Vime (*) yo, si es que vi,
y no vime,
por ser aguila,
que perilla que alumbraba,
rescoldo de restos
de lumbres apagadas,
vime que desgracia
ser visto por uno
sin saber
como era mi cara.
Vime en agua
de fuentecilla
con avispas
de colores que clamaban
banderas al viento,
se posaban
sobre el abrevadero
ya sin ganado ni nada
que por allí perturbara
la paz ganada
entre muertos
de guerras tártaras
llenas ellas
de extrañas vengazas.
Vime silueta,
fantasma vestido con poncho
de lana blanca,
ovejero entre sierras,
puertos de montañas,
peonando por tierras
de lobos observando
lo que pasaba.
Vime cruz y cara,
canto que no canta,
monedilla, perra, chavo,
as, dragma
y vime, por alli transitaba,
por fosas de castillos
en los que moraban,
doncellas que se peinaban
con las quijadas de muertas cabras.
Y no vime y no
sabia nada
de las corrientes literias,
ni odas, ni dramas, ni poesia
ni canturatas ni calientes letras
adobadas en mullidas camas
de colchones de borregas de lana.
Vime un rayo,
una raya, un no se que
pez espada,
una barca y una ballena
y tristes cosas que pasaban
en el horno que horneaba
graves lágrimas
de viejas que se contaban
muertes en Filipinas, en Cuba,
en las guerras de España,
adonde iban maridos e hijos
y regresaban lisiados y tísicos
que cojeaban
y por sus bocas lanzaban,
que si los pulmones
que si el alma.
Vime largo
y vime sin saber
que solo se ven
quienes se destapan
para lucir prendas,
bigotes, melenas cortas, largas,
cejas de telas de araña y papilla
de sopas de rana
en las albuferas
y pinadas
de los pinarejos y blancas playas.
Vime aquí,
pelada calva,
Tronquillo de olivo
y carrasca,
roto junco
donde las mujeres lavaban
ropas de pobres y enaguas.
y no vime,
por ser aguila,
que perilla que alumbraba,
rescoldo de restos
de lumbres apagadas,
vime que desgracia
ser visto por uno
sin saber
como era mi cara.
Vime en agua
de fuentecilla
con avispas
de colores que clamaban
banderas al viento,
se posaban
sobre el abrevadero
ya sin ganado ni nada
que por allí perturbara
la paz ganada
entre muertos
de guerras tártaras
llenas ellas
de extrañas vengazas.
Vime silueta,
fantasma vestido con poncho
de lana blanca,
ovejero entre sierras,
puertos de montañas,
peonando por tierras
de lobos observando
lo que pasaba.
Vime cruz y cara,
canto que no canta,
monedilla, perra, chavo,
as, dragma
y vime, por alli transitaba,
por fosas de castillos
en los que moraban,
doncellas que se peinaban
con las quijadas de muertas cabras.
Y no vime y no
sabia nada
de las corrientes literias,
ni odas, ni dramas, ni poesia
ni canturatas ni calientes letras
adobadas en mullidas camas
de colchones de borregas de lana.
Vime un rayo,
una raya, un no se que
pez espada,
una barca y una ballena
y tristes cosas que pasaban
en el horno que horneaba
graves lágrimas
de viejas que se contaban
muertes en Filipinas, en Cuba,
en las guerras de España,
adonde iban maridos e hijos
y regresaban lisiados y tísicos
que cojeaban
y por sus bocas lanzaban,
que si los pulmones
que si el alma.
Vime largo
y vime sin saber
que solo se ven
quienes se destapan
para lucir prendas,
bigotes, melenas cortas, largas,
cejas de telas de araña y papilla
de sopas de rana
en las albuferas
y pinadas
de los pinarejos y blancas playas.
Vime aquí,
pelada calva,
Tronquillo de olivo
y carrasca,
roto junco
donde las mujeres lavaban
ropas de pobres y enaguas.
Autor: Jose Vicente Navarro Rubio
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