Llegan las fiestas de Santa Águeda
y Pinarejo se llena de alegría
y de un hondo sentido religioso
que en todas las casas se respira.
¡Que nadie toque a Santa Águeda
pues de todas las santas es las más querida!
Fiesta Mayor de Pinarejo
añorada y querida
de pasodobles y melodías
que nuestro estimado Musiquillas
entonaba a todas las horas del día.
¡Que días!
en los que se lidiaban toros
en los que se lidiaban toros
o quizás vaquillas
en la misma plaza de la villa
y de aficionados sabios y diestros
que a la coqueta plaza de toros salían
para dar cuatro carreras,
citar a la vaquilla de rodillas,
correr hacia la barrera,
y resoplar
como si en ello les fuera la vida.
Peladilleros, almendreros y turroneros
que delicias las nuestras
tan austeras y sencillas
tan austeras y sencillas
el probar aquellos dulces caseros
que nos sabían a gloria divina,
en aquellos días de fiesta
en que a la plaza de Pinarejo acudían
feriantes y tratantes de ganado
para vender sus mercancías.
Cual bandada de aves
que pasa por el firmamento
y no dejan a su paso traza alguna
me llegan los recuerdos de aquellos días
en que Santa Águeda era paseada en andas
entre vítores, palmas, alguna lagrimilla
y grandes muestras de alegría.
José Vte Navarro Rubio
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