El invierno entraba en las casas
y de fríos e inquietudes éstas se llenaban
desde la subterránea cueva
hasta la más alta de las cámaras.
Bello sonido
la gota de agua sobre el suelo chocaba
y formaba un charco
en el corral de mi casa
en el cual de niño jugaba.
Como un leve rumor
se oían los truenos por el Charcón, Rubial, La Nava,
y ya para cuando la tormenta
sobre Pinarejo rayos descargaba
estaban las puertas y ventanas de las casas
a cal y canto cerradas,
la gatera tapada y la chimenea de la casa
bien repleta de seca leña
que entre dimes y diretes ardía
a esas horas en que el agua descendía
por las canaletas
y llenaba a rebosar los aljibes de las casas.
José Vte. Navarro Rubio
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