domingo, 1 de julio de 2012

POESÍA: EL FUEGO DE VALENCIA UNA PESADILLA

Un vecino observa una casa de madera destruida por las llamas en Turís.



La noche nos trae rumor a fuego
en medio de tremendos quejidos 
de los árboles y arbustos
al caer devorados y ver 
como las llamas acaban con sus vidas
y el fuego avanza 
como si fuera un ejercito de termitas
y come, devora y engulle lo que ve ante su vista.

No conoce el fuego de otra poesía
que no sea matar muriendo
y son tantas sus ansias de vida
que sería capaz de devastar la tierra entera
en su trepidante huida.

Huye el fuego y se va
como si fuera un joven
con ansias de aventura
al encuentro con sus musas
que son los calores 
y los vientos cargados de mentiras.

Celoso el viento quiere enseñarles su sonrisa
convertida en  llama certera que todo lo mata 
y transforma la materia orgánica en cenizas.

Desde aquí 
pendiente de más noticias
escribo ahora 
y me dejo llevar 
ya a la deriva
por esos calores inmensos 
que me llegan
y esas briznas de cenizas 
que caen de forma imprecisa
para hacerme preguntas.

Avanza el fuego 
y arrasa todo lo que pilla
y en su entrañas esconde 
solo aquello que le da vida,
su poder destructor 
y sus ansias de ser primera noticia.

La única y fatal misión 
de ese fuego maldito 
para cuando tiene que actuar 
es provocar la  muerte violenta 
de los montes, sierras y bosques
y cuando ya está en su plenitud 
resulta que quienes le acompañan 
en su aventura expiran
sin haber tenido tiempo 
para una despedida
y sin síntoma de enfermedad alguna
que predijera que mañana 
podrían morir víctimas
de una lengua letal y asesina 
que para cuando aparece 
es para quemar sus vidas. 

Nunca la muerte 
fue tan violenta
ni la vida 
tuvo tanta prisa.
Nunca la naturaleza 
pagó tan cara la desidia
de todos aquellos que deben velar 
por que los montes vivan

Autor: José Vte. Navarro Rubio



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