La reina del látigo nos quiere dar
por delante y por detrás
dicen de ella que es voraz
y que cuando encuentra un punto débil
salta sobre su presa sin dudar
y le mete los incisivos en la yugular
hasta que consigue paralizar
la circulación de aquel al que quiere matar.
No se esconde entre la maleza
ni le gusta asustar
su estrategia consiste en saltar
y ya su enemigo a punto de claudicar
rugir y espantar
a las aves carroñeras que a su costa se quieren dar
un festín sin igual.
Nuestra Ángela de ángel no tiene nada
y a la hora de colocarla en el santoral
yo la pondría en el Viernes Santos
pues es el día que más le va
por lo de la pasión de Nuestro Señor
y por aquello de carne no comerás
Puestos a cantar
yo le hago un estribillo
sin ánimos de molestar,
la letra es propia
y la música de guitarra le debería acompañar:
Mire Señora mía
yo no la puedo aguantar
pues da usted más lata
que un calamar a la hora de rebozar,
por eso le pido
por la Santísima Trinidad
que nos deje en paz
con nuestros chatos de vinos,
nuestra siesta tradicional,
nuestro sol primaveral
y no nos cause pesar
por Dios
que eso no vale para "na"
y causa dolores de cabeza
y tanto malestar en el miocardio
que muchos al otro mundo se van
gritando de dolor,
la Ángela me acaba de matar.
Unas palmas, un taconeo
y a continuar
dándole al pico para no variar
ni de letra, ni de canción.
pues es difícil encontrar
a un autor que le de por igual
al fandango, que a la seguidilla
que al cante de las minas, que a la zarzuela tradicional.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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