Francisco Mora
Un caso singular es el de los poetas conquenses de la promoción del ochenta, de la mal llamada “generación fin de siglo”, por utilizar una de las expresiones más difundidas en el ámbito de las letras españolas. Me refiero, claro está, a esa serie de letraheridos que publican sus primeros poemas en torno al año 80, a ese grupo de coetáneos de Luis García Montero, Felipe Benítez Reyes, Blanca Andreu, Juan Carlos Mestre, Vicente Gallego, Miguel Ángel Velasco, Carlos Marzal y un largo etcétera con cuya nómina completa no voy a fatigarles, porque los conocen de sobra, entre otras cosas porque es la promoción de poetas que en la actualidad cuenta con mayor predicamento y una de las que, sin duda, se encuentran mejor asentadas en el panorama de nuestra maltratada (y no siempre bien entendida) poesía. Es lógico, independientemente de tendencias y gustos personales, hablamos de una generación que ha alcanzado su mayoría de edad literaria y que disfruta, quizá, del momento más fecundo y maduro en su actividad creativa.
Pues bien, a este grupo pertenecen, entre otros, tanto por fecha de nacimiento como por tiempo de publicación de sus primeros versos, los poetas conquenses Amós Belinchón, Santiago Catalá, Salvador F. Cava, Leopoldo Cerezuela, Alejandro Dolz, Gustavo Raúl de las Heras, Juan Ramón Mansilla, Carlos Morales, Pilar Narbón, Miguel Ángel Ortega, Juan Carlos Valera o este ponente que les habla. Un nutrido
grupo que saltó a la palestra recién iniciada la década del 80. en un buen número de casos (la mayoría) de la mano de Pedro Cerrillo que en la revista Olcades (cuyo editor y director era José Luis Muñoz) alimentó su sección “Voces Nuevas” con los poemas de aquella panda de veinteañeros que venían a comerse el mundo a versos, unos versos todavía deudores, en gran medida, del acné y la ignorancia, pero también de la ilusión y de unas ganas locas por beberse en un mismo trago tradición y vanguardia, y aprender. Poetas que, en muchos casos, vieron publicado su primer libro de poemas en las prensas de la vieja editorial El Toro de Barro, por entonces aún dirigida por Carlos de la Rica, pero que, en el a menudo proceloso universo de las letras, se vieron enseguida varados en la playa del olvido -discúlpeseme la cursilada-. Y es que, aquella promoción de poetas, que apuntaba como una de las más interesantes de las aparecidas en Cuenca hasta el momento, se convirtió de la noche a la mañana, casi sin transición ninguna, en una “generación fantasma”. No me interpreten mal. No trato de acuñar una expresión chusca, más o menos graciosa o desafortunada, con la que adjetivar mi discurso que, por otro lado e ironías al margen, se pretende coherente. La llamo (nos llamo) la generación fantasma porque no se me ocurre imagen más precisa para definir la trayectoria literaria de la mayoría de sus miembros y para expresar esa singularidad a la que antes me refería. Veamos:
La práctica totalidad de estos poetas publica su primer libro al inicio de la década y en poquísimos años abandona la escena literaria -entiéndase, la escena editorial-. Si echásemos mano de una virtual Historia de las letras conquenses, comprobaríamos que probablemente nunca antes se había dado un caso semejante: una generación que irrumpe -y con relativa fuerza- en el panorama de la poesía de una concreta época
FIN DEL ARTICULO
Amós Belinchón Moreno, Santiago Catalá, Salvador F. Cava, Leopoldo Cerezuela, Alejandro Dolz, Gustavo Raúl de las Heras, Juan Ramón Mansilla, Carlos Morales, Pilar Narbón, Miguel Ángel Ortega, Juan Carlos Valera, Francisco Mora.
Amós Belinchón Moreno:
Texto sobre Amós Belinchón extraído de: http://www.mcnbiografias.com
Poeta, editor y animador cultural español, nacido en Cuenca en 1956. Volcado desde su temprana juventud hacia el conocimiento de los saberes humanísticos y el cultivo de la creación literaria, cursó estudios superiores en la Universidad de Valencia, de donde egresó con el título de Licenciado en Filología Hispánica. Poco después, inició su carrera profesional como docente en calidad de profesor de Lengua y Literatura españolas, en un instituto de Enseñanza Media de Valencia, ciudad en la que, en la actualidad (año 2000), tiene fijado su domicilio.
Su vocación literaria comenzó a hacer públicos sus primeros frutos a finales de la década de los años setenta, cuando Amós Belinchón dio a la imprenta el poemario titulado Cuerpo sin linde (Cuenca: El Toro de Barro, 1979), una opera prima que fue saludada con grandes elogios por parte de críticos y lectores especializados. Esta buena acogida le animó a continuar una obra poética que, veinte años después, puede definirse como paciente y meditada, pues apenas ha aportado otras composiciones que las recogidas en los dos únicos poemarios que ha vuelto a dar a la imprenta, titulados Áspero cáliz (Valencia: Víctor Orenga, 1985) y Triángulo inicial(Valencia: Amós Belinchón, 1994). Durante todo este tiempo, el escritor conquense ha venido desarrollando también una infatigable labor de animación y promoción cultural, manifiesta principalmente en el sello editorial que fundó y dirige en la Ciudad del Turia ("Amós Belinchón y Stabile, Editor"), en el que tienen cabida, entre otras muchas vertientes de la cultura levantina actual, la colección "Premios Ciutat de Valencia".
En su condición de filólogo, Amós Belinchón Moreno dio a la imprenta un manual deEjercicios de ortografía: nivel medio, publicado en 1989 por su propio sello editoria
Santiago Catalá Rubio (fuente ABC)
Una marca actual de la vetusta Cuenca es el arte moderno. Desde que Zóbel ubicó en las Casas Colgadas su colección artística, dando lugar al tan visitado Museo de Arte Abstracto, han proliferado en la ciudad nuevos y ricos espacios de arte contemporáneo. Los vitrales de su catedral están diseñados por artistas del grupo El Paso. Incluso, sencillos hogares de Cuenca lucen láminas, enmarcadas con gusto, que reproducen cuadros de esta corriente. Esta marca está relacionada con otro importante emblema conquense, la fabricación de exquisito y vistoso papel y, de resultas, la existencia de cuidadas ediciones de libros con ese papel, recias cubiertas de cartoné y primor tipográfico, como es el caso de la Editorial Alfonsípolis, cuyo editor es Santiago Catala
Salvador F. Cava
Míralos, harapientos, destrozados, perdidos
solos ante la mirada que los golpea
y los acusa de males y muertes desde el odio, y el rencor
su lento caminar declina a pulso la entereza
con que sostienen el cuerpo y la vieja manta
terciada sobre el hombro, o cubriéndose con ella
al cobijo de la parca soledad, de la desnuda sombra
con la que se sostienen, y asustados, sí, asustados,
más que por el miedo, por la miseria
y por el hambre, su puerta abierta a los destrozos
que más les ha perseguido con saña,
se mueven a pie bajo un sol astroso, frío y mudo,
nunca hasta ahora habían tenido que despojarse
de nombre y de relato, de aquella imagen primera
donde habían partido para mantener los sueños
abiertos al asombro de los niños, de las fronteras de la noche
del mundo, sí, sabedlo, del mundo hermano
que creyó en ellos porque su luz fue una llama,
no es posible, piensas, que sean los mismos
esos cuerpos que ahora se esconden a la caricia
en los nidos vacíos de alimañas y alambres,
caminando sin rumbo fijo, tan solo hacia algún rincón
donde el tiempo se detenga y alguien con el soplo leve
se apiade de su lástima y de su pobre apariencia viva,
pues son ellos, todos son ellos, los que levantaron la hoz
cuando la tierra se secaba y las madres no tenían leche
los que sacaban el carbón de las minas a menos de un céntimo
los que no hacían noche porque carecían de estrellas
los de las colas del pan y los harapos, los que votaron con fe
y creyeron en la justicia y las flores, en los libros y los pañuelos,
los que poblaron las calles y los frentes
poniendo sus pechos delante de las balas
los que te llamaban hermano con una sonrisa
y acallaron fascismos que inutilizaban al hombre,
no lo dudes, esos que ves son lo mejor de este pueblo
que alguna vez, aun a pesar de las armas, quiso ser libre.
solos ante la mirada que los golpea
y los acusa de males y muertes desde el odio, y el rencor
su lento caminar declina a pulso la entereza
con que sostienen el cuerpo y la vieja manta
terciada sobre el hombro, o cubriéndose con ella
al cobijo de la parca soledad, de la desnuda sombra
con la que se sostienen, y asustados, sí, asustados,
más que por el miedo, por la miseria
y por el hambre, su puerta abierta a los destrozos
que más les ha perseguido con saña,
se mueven a pie bajo un sol astroso, frío y mudo,
nunca hasta ahora habían tenido que despojarse
de nombre y de relato, de aquella imagen primera
donde habían partido para mantener los sueños
abiertos al asombro de los niños, de las fronteras de la noche
del mundo, sí, sabedlo, del mundo hermano
que creyó en ellos porque su luz fue una llama,
no es posible, piensas, que sean los mismos
esos cuerpos que ahora se esconden a la caricia
en los nidos vacíos de alimañas y alambres,
caminando sin rumbo fijo, tan solo hacia algún rincón
donde el tiempo se detenga y alguien con el soplo leve
se apiade de su lástima y de su pobre apariencia viva,
pues son ellos, todos son ellos, los que levantaron la hoz
cuando la tierra se secaba y las madres no tenían leche
los que sacaban el carbón de las minas a menos de un céntimo
los que no hacían noche porque carecían de estrellas
los de las colas del pan y los harapos, los que votaron con fe
y creyeron en la justicia y las flores, en los libros y los pañuelos,
los que poblaron las calles y los frentes
poniendo sus pechos delante de las balas
los que te llamaban hermano con una sonrisa
y acallaron fascismos que inutilizaban al hombre,
no lo dudes, esos que ves son lo mejor de este pueblo
que alguna vez, aun a pesar de las armas, quiso ser libre.
Leopoldo Cerezuela,
Alejandro Dolz Garcia
Juan Ramón Mansilla
Juan Ramón Mansilla Tribaldos -Cuenca-, 1964 Es profesor de Historia. Además de ensayos históricos (Poder y mando en el reinado de Felipe II: una aproximación historiográfica; Las agitaciones de abril de 1919. Un motín de subsistencias en la época del movimiento obrero), es autor de los poemarios Los Días Rotos (Ed. El Toro de Barro, 2000), El Rostro de Jano (Ed. Aristas de Cobre, Córdoba2001), Posdata (Ed. El Toro de Barro, Cuadernos del Mediterráneo, 2003), Fugaz. Ha sido antologado en Mar interior (Servicio de Publicaciones de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, 2002), edición a cargo de Miguel Casado. Jean Dif tradujo algunos de sus poemas al francés. Parte de su obra se encuentra publicada en diversas revistas,
tanto de formato tradicional (desde las ya lejanas Carpeta u Olcades, hasta las más recientes Calicanto o Káskara Amarga) como electrónicas (Los Noveles, Poemas del Alma, entre otras).
Ha codirigido la revista “El Timbre” y, con el poeta y editor Carlos Morales, el suplemento cultural “El juglar de la Frontera”. Colabora, con artículos y crítica literaria, en diversos medios,
entre ellos Hablar/Falar de Poesía, Prima Litera, o las revistas electrónicas Palabras Diversas y Poemas del Alma. Ha obtenido el I Premio “Astrana Marín” de ensayo sobre El Quijote, el I Premio “Luis Rius” de poesía, y el Accésit III Premio de poesía “Ángel Crespo”
Una habitación en rojo
Juan Ramón Mansilla
El Toro de Barro, Cuenca, 2011
Docente en ejercicio y autor de investigaciones sobre distintos acontecimientos históricos, Juan Ramón Mansilla (Toledo, 1964) ha dejado un intenso rastro lírico en cuatro entregas, desde el amanecer en el 2000, Los días rotos, El rostro de Jano, Postdata y Fugaz, y ha sondeado géneros como el relato breve o la crítica literaria.
El libro Habitación en rojo es una colección de poemas que comparte una sostenida meditación existencial y un intento de clarificación autobiográfica. La mirada introspectiva busca dentro el sustrato vivencial y le concede un carácter cognitivo porque el ser, hecho al hilo de los días, nos convierte en viajeros de rumbo aleatorio, sobre una realidad cambiante y fragmentaria.
La evocación es un ejercicio continuo del sujeto verbal; se recuperan imágenes que se empeñan en conservar un tiempo extinto y ponen un brillo ilusorio sobre el barniz de la melancolía; de ese estar solo libera la presencia del otro, la certeza de una respiración cercana con la que hacer más llevadero lo fugaz, incluso en situaciones de sombra, como en el poema “Cirugía”, que finaliza con estos versos: “El viaje de regreso hasta el cuarto: / un pasadizo interminable, / voces, contornos, bordados lentamente. / Como otros días la luz en la alcoba, / como tu cuerpo en el lecho, / como las formas, olores, recuerdos / de otras, tantas jornadas. “ No es un libro de amor al uso que concede a lo sentimental un curso abierto, pero el tejido emocional abriga y pone a cubierto.
El devenir rutinario aglutina actos sencillos, percepciones de una dinámica previsible que se reitera en ciclos y nos va deshaciendo lentamente. El estar de una sensibilidad individual acumula secuencias y señales en los que se van precisando los contornos de lo que nos rodea. Así lo constata el poema “Analogías”; las palabras emplean su semántica para retener lo que apenas es un espejismo, los leves rescoldos que otras llamas dejaron y que encuentran en el poema una continuidad narrativa.
No faltan alusiones procedentes de campos estéticos como la música, Schoenberg, la poesía, W. Auden, de quien se retoma un famoso verso del poema “Parad los relojes”, la pintura, Turner y Matisse, y se citan como pórticos del poema a Ungaretti, Dylan Thomas, Antonio Gamoneda, Cioran y a Raymond Carver; son irisaciones del legado cultural que conviven, sin ningún forzamiento, con el decurso natural de un verso confesional y descriptivo, nunca emborronado por el tic erudito.
Juan Ramón Mansilla elige el presente como coordenada y bajo su techado recupera, con una sintaxis desnuda y coloquial, el territorio de la intimidad del yo en el que se encuentran las desiguales huellas de lo vivido. La perspectiva poemática de Una habitación con vistas tiene el aire de cercanía de lo que se quiere compartir, el lector es el destinatario de un estado de ánimo sin los circunloquios y veladuras del hermetismo; la palabra muestra el caminar de quien pasa cercano y sigue ruta.
Carlos Morales
"EL ESPÍRITU DE GALILEA"
Coexistencia. Antología de la poesía árabe-israelí contemporánea.
Coexistencia. Antología de la poesía árabe-israelí contemporánea.
Prólogo de Carlos Morales.
Tarancón de Cuenca, 2000
Para contrarrestrar la hipocresía que sucede vertiginosa en las confrontaciones, como la última (me da que pagada por Israel) entre un imperio y un país conflictivo de una región conflictiva objeto de rapiña y negocio, hay que estatuir auténticos modelos pacíficos, sin caer tampoco en la hipocresía de cierto pacifismo, como otra manipulación perversa. La mejor actitud pacifista sería de tipo gandhiano, que no es resignación sino todo lo contrario: manifestación viva y silencio elocuente como emblemas de una protesta llena de contundencia y de expresividad; otra cosa sería —también lícita, sin entrar en su comprensión moral— que a una violencia acompañada de tanta mendacidad se reaccionara, en defensa propia, con otra violencia que intentase neutralizar la iniciativa de la primera. Son terribles las palabras que oculta quién ha hecho quema de los libros.
Quizá el más saludable pacifismo tendríamos que buscarlo en la filosofía contemplativa, cristiana o budista, da igual; es decir, orar frente a la injusticia del mundo, sabiendo que orar no es repetir fórmulas automáticas o vacuas, sino meditar, recapacitar sobre el ideal poniendo en práctica una actitud pacífica personal, sincera, dando ejemplo de no agresión en la palmaria relación cotidiana entre prójimos, con los que hemos de formar esa indestructible unidad en un compañerismo de viaje por nuestra singladura a través de la historia sobre el barco que es este planeta cada vez más mísero.
Un estupendo modelo pacífico queda registrado en una reciente publicación poética: el libro Coexistence (Cuenca, El Toro de Barro, diciembre 2002), consistente en una breve antología, preparada por el poeta y editor castellano-manchego Carlos Morales, donde se reúnen unas muestras frugales de la poesía israelí contemporánea realizada por poetas árabes y hebreos ciudadanos de ese estado, Israel, dominado por unos políticos sumamente ensoberbecidos y crueles.
Los seis poetas seleccionados en este precioso y útil breviario de 80 páginas (Nathán Yonathán,Mohamed Alí Taha, Margalit Matitiahu, Pnina Amit, Naim Araidy y Shamer Kahir), amorosamente traducidos por varios traductores, entre ellos Carlos Morales, no viven en la inopia, no callan sus problemas de convivencia con argumentos ladinos, sino que se reúnen año tras año en la ciudad de Meghar, en Galilea, superando tensiones con la fuerza de la poesía y uniéndose en torno al poder aglutinador y tolerante de la palabra lírica, demostrando así no un inoperante ingenuismo sino una absoluta sensatez. Desde 1999 hasta ahora —años terribles en verdad en esa geografía— no han dejado de reunirse anualmente estos poetas de "razas antagónicas", según otros discursos, propiciando el hermoso espíritu pacificador (sólo con la poética como bandera) que constituye el modélico "Espíritu de Galilea".Coexistence quiere ser ante todo, según subraya Carlos Morales en la introducción del mismo, "un homenaje a los que lo hicieron posible, a los hijos del valor, de la sensatez y de la cordura".
Amador Palacios
Pilar Narbón,
escritora, articulista y conferenciante que desde que en 1977 realizase sus primeras incursiones literarias, tiene ya un completo catálogo de textos y libros publicados. Obras como ‘Laberinto’, ‘El veneno de las rosas’, ‘Código paraíso’ o ‘No lo llames Edén’ en poesía; los libros de relatos ‘Días fugaces’ y ‘Boleros’; o la novela ‘Las musas intrigantes’, muchos de los cuales han obtenido premios y reconocimientos literarios.
MIGUEL ANGEL ORTEGA
Miguel Ángel Ortega (Cuenca, 1961) es desde el año posterior a las Olimpiadas de Barcelona columnista de El Día de Cuenca, donde comparte la denominada ‘Columna a Cinco’ que se publica entre semana en las páginas de este diario con José Ángel García, Paco Mora y Francisco Page (sin olvidar a Ángel Luis Mota, otro de los tripulantes de este creativo viaje hasta su muerte en mayo de 2009). Parte del trabajo de este quinteto está recopilado en el libro ‘Cien columnas’ (Diputación de Cuenca, 2005). Compagina su trabajo como profesor de Geografía e Historia con la profesión periodística y literaria, con obras en su haber, muchas de ellas dirigidas al público juvenil, como ‘La fiesta de mi vida’ (Alfaguara, 2000), ‘El destino espera en Mayrit’ (Oxford&Planeta, 2005), ‘Todo empezó en el Thyssen’ (Edelvives, 2005) o ‘La vergüenza del mastín’ (Anaya, 2009). Cuenta además con premios como el Ciudad de Cuenca de Poesía (categoría promoción), el Concurso ‘Relatos con Clase’ de Alfaguara o el Premio de Novela Juvenil Ayuntamiento de Pinto. Sus columnas semanales pueden leerse en su blog ‘Sólo será un minuto’ (http://soloseraunminuto.blogspot.com/ ) así como en el diario www.eldiaencastillalamancha.com. La fotografía es otra de sus grandes pasiones, con un espacio en internet que puede visitarse enwww.flickr.com/photos/miguelangelortega.
Juan Carlos Valera,
MENÚ
Fundada en 1986 por Juan Carlos Valera.
Surge de la necesidad de dar alguna respuesta alternativa a las publicacionesencorsetadas de la poesía que recorrían un circuito oficioso de autores y que poblaban elpanorama editorial de España a mediados de la década de los ´80.
MENÚ pretende recoger en cada una de sus Cartas/Nº las diferentes alternativas ocampos estéticos que han recorrido la poesía de este siglo, ocupándose tanto prácticacomo didácticamente, de un extenso abanico que va desde la Poesía Escrita hasta laVideopoesía, pasando por la p./ experimental; p./objeto; p./sonora; el collar-poético; laacción-poema; la p/concreta y el soneto.
Francisco Mora.
Poesía
- De la tierra adentro. Ed. El Toro de Barro, Cuenca ,1.983
- La luna en los álamos. Col. Papeles del Júcar. Cuenca, 1.992
- Sonata breve con desnudo y lluvia. Col. El golfo de Europa. Cuenca, 1.994
- La noche desolada. Excma. Diputación - Ed. Zaquizami. Madrid, 1.998
- Memoria del silencio. Ed. El Toro de barro. Madrid, 2.000
- Palabras para conjugar tu nombre. Ex Libris Ediciones y Diputación de Cuenca. Madrid, 2.009
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