Puerto de Sanlúcar, 20 de septiembre de 1519, una flota de cinco
barcos está por zarpar. Al mando del Capitán General don Fernando de
Magallanes, más de 250 hombres salen a la mar océano en una expedición
con rumbo desconocido. Los comandantes de cuatro de los barcos eran
españoles, Magallanes, jefe de la flota era portugués.
Tres años después, Sanlúcar vería desembarcar a 18 hombres débiles y enfermos, habían recorrido más de catorce mil cuatrocientas setenta leguas, dando por primera vez la vuelta al globo terráqueo, de este a oeste, descubriendo de paso, un estrecho pasaje que unía por el sur a dos océanos, el Atlántico, viejo conocido y uno nuevo que dio en llamarse Pacífico.
Tres años después, Sanlúcar vería desembarcar a 18 hombres débiles y enfermos, habían recorrido más de catorce mil cuatrocientas setenta leguas, dando por primera vez la vuelta al globo terráqueo, de este a oeste, descubriendo de paso, un estrecho pasaje que unía por el sur a dos océanos, el Atlántico, viejo conocido y uno nuevo que dio en llamarse Pacífico.
El Capitán General no regresó, fue uno de los que quedaron en el
camino. Quién relata la historia es un Antonio Pigafetta, gentilhombre
italiano que logró integrarse a la expedición moviendo influencias y
pagando su pasaje porque “sabía que navegando en el Océano se observaban
cosas admirables”.
Para fortuna nuestra llevó un diario en que narró las peripecias del
viaje, y tuvo la suerte de conservar la salud para escribir sin
interrupciones.
Cuenta, sencillamente, todo lo que vio, las traiciones y la justicia
administrada en el lugar, las deserciones y los abandonos, pero por
sobre todo, las penurias vividas en un viaje increíble.
Observa y describe minuciosamente lo que ve, la tierra, ,la fauna, la
flora los nativos, sus vestimentas y costumbres, nada escapa a su
pluma. Algunas veces se deja llevar por el entusiasmo y describe como
vistas por él, cosas que seguramente le contaron. Exagera también y es
responsable de la creencia generalizada que los patagones son gigantes,
pero se lo excusamos, lo hace en su afán de contarlo todo.
Es importante notar que donde iba recopilaba vocabularios de las
lengua habladas por los nativos de la patagonia, de las filipinas, de
las Molucas.
Se logra el objetivo original del viaje, llegar a las Malucas
navegando hacia el oeste, encuentran las islas donde se encuentran en
abundancia las especias tan preciadas, canela, clavo, pimienta. Obtiene
Pigafetta noticias de los imperios míticos, China, la India.
Zarpa de nuevo el último barco, La Victoria, doblan el cabo de la Buena Esperanza casi sin recursos. Arriban por fin a las Islas de Cabo Verde, algo extraño sucede, llegan un jueves, pero según el diario tan cuidadosamente llevado debiera ser miércoles. No hay error, navegando siempre hacia el oeste ganaron veinticuatro horas. Al fin y al cabo era verdad, “navegando en el Océano se observaban cosas admirables”.
Zarpa de nuevo el último barco, La Victoria, doblan el cabo de la Buena Esperanza casi sin recursos. Arriban por fin a las Islas de Cabo Verde, algo extraño sucede, llegan un jueves, pero según el diario tan cuidadosamente llevado debiera ser miércoles. No hay error, navegando siempre hacia el oeste ganaron veinticuatro horas. Al fin y al cabo era verdad, “navegando en el Océano se observaban cosas admirables”.
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