POESÍAS: EN UN DÍA DE PLAYA,

 

              I
Sonar de sirenas en un día
con estruendos de petardos y tracas
y turistas durmiendo sin prisas
a la espera, hora dicha,
12 horas de la noche, ya pasadas,
en que nubes en huida
se lleven hacia otras orillas
el olor a pólvora y a cenizas.

           

                  II
Falta un poco a la mañana
para que venga a formar parte del día,
para que esos rayos cargados
de algo más que sustancias radiactivas
lleguen hasta tu persona
y formen parte de tu vida.

Queda un grito adosado
al igual que un ladrillo tapando una rendija
en unos labios que gesticulan
mientras y sin prisas
la mañana se convierte en día.

         
     

               III

Que gozo dijo el poeta
el dejar que un teclado
exprese sin prisas
alegrías y tristezas sin más historias ni mentiras.

Teclado de ordenador
sobre una mesa carcomida
por la mirada angustiosa
de un Buscarini que me mira
mientras vende poesías
a 2 pesetas y sin rimas. 

En la mañana traída
a esa gran urbe
que a Buscarini le mató la risa
llega olor a flores marchitas,
a huesos pelados por la ira
y a ropa carcomida
que en la calle de Alcalá
allí, junto a un puente de suicidas
tuvieron una vez vida.

 

     IV
Diles
a todos ellos
y hazlo sin prisas,
diles,
aunque solo sea mentira,
coméntales,
con especial aire de pleitesía,
que conociste al poeta
cuando todavía, reía,
y el acueducto al que se asomaba
para gritar que era mortal
cuando el hambre le rascaba la barriga.

    
 
         V
Me entusiasma
esa luz del día
en la playa de Cullera, mi querida,
y en ella
las gafas se me olvidan
pues ya la letras grandes
y la mesa inmersa de luz divina
corre el bolígrafo con su tinta negra,
como la hulla de una mina
en pos,
vaya tontería,
de la profundidad de un poema
que para estos momentos del día
con fe atea
yo escribía
como si fuera una letanía.

Ni ninfas,
ni patos, ni ocas, ni cigüeñas
en mi ventana anidan
y si me asomo
veo
solo en el cristal mi sonrisa,
en este día,
en que la luz trasmite
paz, tranquilidad, sosiego, alegrías
que me llevan
a dar por finalizada esta poesía
antes que alguien diga
todavía aun más tonterías.

 
   
         VI
Tanto anduve
y tan poco el paso se crecía
que me sentí agobiado
y di por terminada mi visita
a una playa desnuda,
de senos comidos por la espuma
de unas olas enfermizas
que se venían hasta allí
donde un cementerio de conchas marinas avisaba
que los nichos en la arena
solo albergan los cuerpos un día.

  
           VII
Vosotros y vosotras,
todos y todas
criaturas humanas y divinas
flores y plantas silvestres incluidas
que os asomáis a una galería
sois testigos de esa música que se escucha
como si fuera el arpa de Fideo de Mileto
hablando de una Grecia 

que es llevada hasta una lejana orilla
para ser violentada y dejada tan dolida
que ya nada será igual cuando la historia hable de este siglo XXI cargado de tantas injusticias.
 
 
          VIII
Son tiempos para dejar
que las palabras vivan
y  broten
en el fondo de un pozo
convertido en sumidero de silabas,
unas muertas y otras vivas.

Son tiempos de que las silabas
conciban a hijos e hijas
sobre las cuartillas
y de que estas poseídas
del don de ser leídas
trasmitan al igual que arroyos de aguas cristalinas
su melodía.
 
   
      IX
Ella la noche
se sintió tranquila
tras su velo de cenizas
y su creciente melancolía.

Ella se sintió noche,
en un día,
e invento la negror
y atravesó
los océanos de la vida
para ser
en un Olimpo lleno de fantasía
la eterna portera que vigila
las entradas y salidas,
los desvaneos de los dioses y diosas
y las angustias que un alambique se destilan
para ser en la gran taberna de la vida bebidas.

        
         X
Todo menos ser
una molécula partida
transformada en cualquier otra cosa
que no sea rayo de luz y vida
en un anoche con rumor
a pasos que se aproximan.

Si yo fuera a Sevilla
esos pasos me seguirían,
si yo fuera a Jaén
esos pasos me pillarían,
si yo fuera a Cuenca
esos pasos me dejarían.


Nunca vi
zancada alguna
ni de urraca
ni de ave palmípeda,
ni de nada que no fuera la mía.

Autor: José Vte Navarro Rubio