Yo que en las noches de agosto
espero a que los fríos bajen a comerse las desgracias que se ciernen sobre la tierra,
yo me siento a tomar el fresco
junto a una ventana abierta
que da a una montaña con tantas hojas en el suelo secas
que apenas veo otra cosa que no sea
corazones partidos y almas llorando de pena.
En el agosto de mi vida
con muchas preguntas y pocas respuestas
duermo junto a una ventana
esperando a que la luna se me venga
hasta esa silla desierta que junto a mi siempre espera
ser ocupada por luceros que no queman.
Abrazame noche
y hazlo con paciencia
comenzando por los hombros,
subiendo hasta la cabeza,
y triturando los huesos si hiciera falta
para sellar una promesa.
Hora es ahora de calmar tormentas,
que mejor momento para ello me pregunto, sin respuesta,
que hacerlo a esta hora en que salen de sus cuevas
brujas, fantasmas y duendes vestidos de blanco hasta las cejas
para decirnos, nos vamos de fiestas
Solo en la noche
la calma me llega
cuando el cielo se puebla de astros, planetas y estrellas
y caen sobre la tierra
las primeras nieblas.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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