Cuando ya en la madurez de la vida
ya pasado ese Ecuador en forma de cuesta
uno echa la vista a su alrededor se encuentra
con lo que no hizo
o con lo que quizás jamás haga
por muchas vidas que tuviera.
Todo puesto sobre una balanza
lo que más pesa
es aquello que no se hizo
por desidia o pereza.
Nunca contemplé un rostro
en la hora de la muerte
que esgrimiera sorpresa
por esa huida hacia adelante
queriendo o a la fuerza.
Fue en un verano
alejado de él la llama que todo lo quema
cuando se dio cuenta
de que el tiempo pasaba
y si no rectificaba
no le quedaría tiempo
para lanzar nuevas apuestas.
Pasaron días
hasta que entendió
sin ser Nochebuena
que la mejor armonía entorno a una mesa
es sentir la presencia
de aquellos que quieres y te respetan
y que todo lo demás solo sirve
para poner prólogos a ciertas novelas
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