Vuelo de vez en cuando a la Habana
y entre claros y sombras se me va el alma.
Volver para sentir la paz y la calma
como mejor terapia
para volver a casa
con las pilas cargadas
Vuelo cuando la noche me llama
al sueño, al letargo y para cuando en España las luces del día levantan a uno de la cama.
"Mi mojito en La Bodeguita, mi daiquirí en El Floridita"
y mi alma
rondando por las calles
y anidando en cualquier rama
de palmeras, plataneros o cañas
de azúcar tan morena
como esas cubanas que cuando te miran se te derrite hasta el alma.
Cuba con su Habana
y habaneros y mojitos y salsa
tanta
como la que hace falta
para menear las caderas y sentirte en la Habana más cubano que Ernest Hemingway
cuando se fotografiaba
con Fidel Castro
hace ya de esto unas cuantas décadas.
Y en la Bodeguita y en la Habana
el calor a las moscas espanta
y si bebes un mojito con ron, azúcar, menta, hierba buena, limón y agua gasificada
se te irán las penas
y las ganas de regresar a España.
En la Habana y a las bravas
ya la tarde saliendo de mi alma
a esas horas en que la noche en Cuba se abalanza
y de todos los rincones salen cubanos y cubanas entonando canciones y dándote las gracias
por llegarte hasta Cuba para hacerles la vida un poquito más grata.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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