No suena la banda
esta borracha
de cuerva, vino y escardar la lana
de las ovejas manchegas
que en la Montesina pastan
entre chaparros, pinos y zarzas.
En febrero mes de preparar a la Santa
todos en las casas se levantan
con la vista puesta
como si fuera una lanza
en esa fiesta grande de Santa Águeda.
Ya resuena el eco
de una trompetilla
con la que el alguacil, vestido con gorra plana
y traje de pana,
toca en la plaza
y en ella
con ruido a carros
y olor a humo de matanza
se oye un pregón que dice
ante el silencio que allí se mama:
Se hace saber
que para Santa Águeda
queda prohibido trabajar
más allá de las 9 de la mañana
y que todo aquel que sea pillado
en el surco
o podando alguna rama
será castigado según las ordenanzas
con 2 reales y una fanega de cebada,
Queden todos enterados con esta proclama
pues así lo dice
el Señor alcalde que es el que manda
y la Santa Hermandad de Santa Águeda.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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