martes, 7 de octubre de 2014

POESIA: SALVEMOS A EXCALIBUR: TIENE DERECHO A UNA BUENA DEFENSA


No al sacrificio de Excalibur, el perro de la auxiliar de enfermería contagiada por el virus del Ébola.

Salvemos a Excalibur
de esa muerte cierta
que la justicia ciega
aplica con el rigor que le viene a cuenta
de convertir el amor
por él
de una pareja
en una tragedia.

Espada, rayo,
que no cesa,
liberada la venganza
de la piedra,
ex calce liberatus,
suena
su nombre
y golpea,
como espada centelleante,
su muerte,
sobre nuestras conciencias.

¿Quién pudiera
salvarte de ese destino que se cierne como una negra tormenta?
Tú que solo esperas
la vuelta
de tus amos,
que no llegan,
con la alegría en la cara y en las manos la caricia que suaviza tus carencias.

Suena
la solidaridad eterna.
Se cierne la tragedia
Y
 la mano que aprieta
Y
 el liquido que discurre por las arterias
Y
 la vista ya convertida en la oscuridad de una cueva
Y
 aquellos que mandan y dictan
sentados ante una mesa
al dictando escribiendo una mala esquela.

Preludio de ópera
a muerte que incomprensiblemente llega
entre puentes de vetustas piedras,
aguas limpias que reflejan nuestras miserias
y ausencias de caridad, que quedan,
tan hondas,
como un eco sin respuesta
en el fondo de ese pozo que es nuestra conciencia.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

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