que otros
a romperse la crisma
sobre el teclado de un ordenador,
puede ser
que hoy sea ese día
y es que vi dos estrellas errantes
casi cogidas de la mano
sobre las aguas del Mar Mediterráneo
al que me asomo de vez en cuando
para ver que todavía continua allí,
en el mismo sitio.
Espera el mar
el esperma de las alcantarillas,
las compresas arrojadas a los inodoros,
la marihuana que un camello tira,
entre prisas, en la pila de un baño.
No espera el mar nada bueno
pues nunca ha recibido
ni caricias
ni cartas declarándole amor algún,
todos son esquelas funerarias
cadáveres envueltos en sábanas blancas
y plásticos imperecederos,
alimento de ballenas y delfines.
Busca el mar la soledad,
su niñez,
sus aquellos días
en que el planeta se estaba formando
y todo lo que le llegaba vivo o muerto
era devorado por las entrañas salvajes
de sus aguas siempre frías.
Hoy he visto a un artista playero
construyendo castillos de arena
que duran sobre la playa,
cerca del paseo, días y días,
el tiempo suficiente
para que su diseñador pueda recoger unas monedas
y así poder marchar
hacia otras playas menos explotadas
hacia otras playas menos explotadas
para continuar allí de nuevo
su veraneo tranquilo de constructor de castillos
con arenas finas, sin IVA,
Autor: Jose Vicente Navarro Rubio
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