Lejos muy lejos se quedó mi último verano
en un cuartel de caballería
recién muerto el general Franco, Caudillo de la barbarie humana.
Desde entonces he vivido libertades con gusto a vainilla y nata,
nes-café puro,
así el tiempo lava la cara
de aquello que perseguíamos
y de como al final las cosas se apañan,
entre unos cuantos, los grandes de las finanzas,
se han comido lo que todos queríamos con ganas,
la caída de las élites, la República, una España no sometida, no traicionada.
Viví las primeras elecciones libres,
subido en un vehículo que nos paseaba
por la ciudad de Zaragoza, tomada por las armas,
y entre vítores de nos han legalizado y entre estallidos de de alabanzas
hemos vivido, tres décadas, de los recuerdos
sin querer entender nada.
Ya vamos pintado canas,
el cuartel de caballería que estaba en una explanada
se ha convertido en un inmenso paisaje de pisos y jardines con estatuas,
de aquello queda lo que algunos digamos, entre olvidos y añoranzas.
Autor: Jose Vte. Navarro Rubio
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