Cayó sin saberlo en la rueda del infortunio,
fácil fue hacerlo
y así sin hacer nada, casi perplejo,
se lo llevó una ráfaga de viento,
hasta esos lugares parecidos a la cola de un metro
en la cual las personas buscan un empleo.
Sus esperanzas rotas,
la meta que se había impuesto, echa añicos,
un siglo de historia se murió dentro de su cuerpo
y volvió a leer libros de aquellos
que hablaban de barricadas y de noches corriendo
en pos de alcanzar objetivos concretos,
comiendo bocadillos de mortadela, bebiendo vino blanco seco.
Sin saberlo era el mismo de aquellos días,
con más años y menos talento,
la juventud huyendo de su vida,
era eso que se denomina un viejo
y con ello vivía hasta que llegó la crisis
y él viejo perdió la llave del tren
sin bajarse y sin saberlo.
Se vuelve a ese momento
en que la juventud es el todo
de quienes se pasean por paraísos llenos de sentimientos
y así ya dentro del papel por la vida impuesto
el joven ahora ya viejo y vacío
remueve las cenizas de todo aquello
que fue cayendo en la chimenea de sus sueños.
y se ve por dentro,
cual sometido por determinados elementos,
abocado a lo que es ser un parado sin ningún tipo de sueños,
el olvido y así la recta final y tras la recta apareciendo
el declive y la cola, casi infierno,
pidiendo un puesto de trabajo.
Pidiendo.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
No hay comentarios :
Publicar un comentario