A las 5 de la tarde los poemas se hacen largos
como las sendas que llevan hasta lo más alto de los cerros,
si se estiran salen los recuerdos, unos tras otros,
aparecen llevando en su interior pequeños destellos
de todo aquello que hicimos fuera más o menos bueno.
A las 5 en este pueblo se entierra a los muertos
con toda su pompa
tras recibir los sacramentos,
pésames y consuelos
de familiares más cercanos, de todos aquellos,
que acuden a misa y al cementerio
con la mente puesta
en que algún día también se irán ellos.
A las 5 de la tarde se cierran los colegios
y con ello
vuelven los niños y niñas
al comienzo
de lo que es para ellos
casi lo mismo
que mascar chicles
y luego tirarlos a un cesto.
A las 5 de la tarde se toma té
en determinados países extranjeros
con ázucar,
bien calentito
por cierto, limón y mucho cuento.
A las 5 de la tarde en los Polos
sigue congelado el hielo
por mucho calor que haga,
a veces deshielo,
y si continua el frío, no hay para menos,
los Polos, Norte y Sur, son como nuestros recuerdos,
cuando echamos la vista atrás
y solo vemos, cortos de películas, que se mezclan entre ellos.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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