Y se alza
casi estocada
en el centro,
diana,
el viejo Ayuntamiento
con su `plaza,
puestos de los que emanan
agradables fragancias
y así la tarde se vuelca
ya la cuesta no es empinada
sobre la ciudad de Valencia
que vive de cara a ese mar que la señala
por ser ella quien la recibe para ser amada.
Olor a polvora, tracas,
en la noche castillos,
luz que no se cansa,
sobre el cielo la noche aclara
la faz de la luna que se siente enamorada.
Autor: Jose Vicente Navarro Rubio
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