Fueron hombres y mujeres
de pie
con el puño en alto
y un hado en sus ojos
algo así
como una sonrisa eterna
ante la muerte
y ante las miserias
que las dictaduras imponen
sobre quienes son considerados
como sus presas.
Cumplieron con sus oficios
de trabajadores del campo
y de la tierra,
artesanos en los pueblos,
de trabajadoras en grandes letras,
de trabajadoras en grandes letras,
y soldados en las trincheras.
Fue su espíritu combativo
y son de l’Alcúdia
algo así como su guardia eterna
que tiene como recuerdo
y casa
este monolito de granito
en este cementerio
con su estrella.
Roja es la sangre
de los caídos,
que pinta las banderas,
que nos señala
compañeros y compañeras
como ciudadanos
que se sienten atraídos
por todo aquello que significa
ser socialistas y de izquierdas
allí donde nos encontremos,
allí donde las injusticias se palpen
o huelan.
Ser rojo es un honor,
rojas son las rosas,
que abonan las utopías
tal cual carreteras que llevan
allí donde la muerte nos espera.
Por eso volvemos
para el mismo día
a este cementerio,
siempre trayendo
sin quimeras
voces de aliento
y largos silencios que suenan
a respeto
así hieran el alma de la madre tierra.
Cumpliendo con mí oficio
traigo
tal poeta
el verso libre
la estrofa llena
de eso que se llama
libertad
que suena
a palabra plagiada
por quienes juegan
a ser políticos
de la patética derecha.
Vivir libres
la libertad es nuestra herencia,
si no se cuida
se pierde
y solo queda
como quien recuerda
un yugo y unas flechas.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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