Pasajeros a Indias 1586 a 1599
266. GABRIEL DE AVILA, natural de Castillo de Garcimuñoz, hijo de Cristóbal de Alarcón y de María de Alarcón, con su mujer María de Salmerón y tres hijos, a Filipinas como poblador con Diego Ronquillo.—11 mayo. III-257 v.
1.407. DON ANDRES DE ELEJALDE Y AVENDAÑO, natural del Castillo de Garcimuñoz, soltero, hijo de Miguel de Molina y Avendaño y de doña María Rubia, al Perú.—27 enero. 5.239, n.° 2 r. 33 111-90 v.
1.411. ALONSO RODRIGUEZ DE VERA, natural del Castillo de Garcimuñoz, hijo de Diego de Reales y de María de Vera, con su mujer María Gallego de Molina, natural del Castillo de Garcimuñoz, hija de Miguel de Molina y de María Rubio, su hijo Pedro Rodríguez y su hermana Lorenza de Vera, al Perú.—27 enero. 5.239, n.° 2 r. 8 111-91
1.412. MARIA DE VERA, natural del Castillo de Garcimuñoz, soltera, hija de Diego de Vera y de Francisca Romero, al Perú como criada de Alonso Rodríguez de Vera.—27 enero. 5.239, n.° 2 r. 9 111-91
1 (En la información pone Diego Jiménez.)
D. Baltasar Cavallon de la Carrera, Alcayde de Moya, Caballero Hijodalgo , y doctísimo Jurisconsulto , natural del Castillo de Garci-Muñoz, de quien hace gran elogio el Licenciado Cáscales en sus Discursos Históricos de Murcia
FRANCISCO DE ORTEGA
Pérez, Elviro J. - Libro - 1901
ORTEGA (El V.e Ilmo. Sr. D. Fr. Francisco). Natural del Castillo de Garci-Muñoz, de la provincia de Cuenca, é hijo de hábito del convento de Toledo, donde profesó el 1564. Deseoso de ocuparse en la conversión de los indios, pasó á Méjico el 1566, y de aquí se trasladó á Filipinas. Siendo ministro en la isla de Mindoro, le quisieron matar los moros que se revelaron con motivo de la entrada del corsario Limahón en Manila (1), librándose de caer en sus manos providencialmente. Fué Prior del convento de Manila en 1575 , Definidor y ministro del pueblo de Candaba en 1578 y de Bulacán en 1580. El mismo año pasó á España con el cargo de Comisario, regresando á estas Islas con una copiosa misión de religiosos el 1590. El 1597 se le nombró Visitador de la Provincia de Méjico, y estando aquí fué presentado para Obispo de Nueva-Cáceres, falleciendo antes de tomar posesión de su Diócesis el 1601. Escribió varias Cartas Memoriales sobre el estado de las Islas Filipinas, que se imprimieron en el tom. 2. 0 de la Rev. Agust. Año 1881, págs . 127-256-306.
(1) En conmemoración de la victoria obtenida en 1575 por los españoles contra las huestes del corsario chino Limahón, hubo una gran procesión en la Iglesia parroquial de esta ciudad, donde celebrando solemnemente los divinos oficios, predicó el R. P. Fr . Francisco Ortega, Prior en la isla de Mindoro y dignísimo Obispo que fué después de Nueva Cáceres; excitó la devoción de los fieles al gran apóstol San Andrés por haberse librado esta ciudad en su día aseverándolo con palabras dignas de su espíritu, dijo: «Creo ha librado Dios Nuestro Señor esta nobilísima ciudad y nueva planta de la iglesia de Manila por intercesión de este glorioso Santo.» A su instancia, el Cabildo y Regimiento le recibió por su Patrón principal, instituyendo una devotísima cofradía de San Andrés en la que entraron, coa los vecinos, todos los capitanes y oficiales, de que á vuelta de nuestra corta devoción se ha olvidado con el tiempo.»—(Nota del P. Fernández Arias).
Nacimiento y profesión religiosa
El Castillo de Garcimuñoz (Cuenca) fue la patria chica de este gran misionero agustino, como lo fue también la de otro hermano suyo llamado Juan de Ortega, del que sabemos que profesó en el Convento de san Felipe el Real, el cual figura matriculado en la Universidad de Salamanca y que ocupó importantes cargos en la Provincia de Castilla. Por lo que respecta a fray Francisco, entre los escasos datos con que podemos contar antes de 1570, parece no haber duda de que es el mismo que aparece emitiendo su profesión en el convento de Toledo el día 25 de septiembre de 1564. Una nota, puesta por el P. Herrera, al margen de la profesión, dice: «Fue obispo de Cáceres en Filipinas. Hago mención de él en el Alfabeto».
Sin embargo, hay que reconocer que no es fácil armonizar la fecha de la profesión con los datos aportados por el propio fray Francisco en el Memorial dirigido a Felipe II en 1593. Según esos datos, su tarea evangelizadora tendría que haber comenzado en 1555, puesto que en 1593 se cumplían 38 años, de los que dieciséis los había pasado en Nueva España y los otros 22 en las Islas Filipinas. Pero es que, si profesó en 1564, no es posible su partida para México en 1555. Lo cierto es que para el autor del Alphabetum no hay duda de que es el mismo que profesa el día 25 de septiembre de 1564. Del citado Memorial espigamos lo siguiente:
«Fray Francisco de Ortega, de la Orden de S. Agustín, Visitador General de su Orden en las Islas Filipinas, por Autoridad Apostólica y Real de V.M. y de su General, dize: que, después de haber estado treinta y ocho años en Indias, diez y seis en Nueva España y los demás en las Islas Filipinas, predicando la palabra de Dios, ya ministrando los Sacramentos a Españoles y a Indios, contando en ese tiempo lo que ha tardado en ir y venir a este Reyno de aquellas partes dos veces, y con esta última tres, a los pies de V.M., habiendo navegado veinte y dos mil leguas con muchos peligros y trabajos a informar a V.M. del estado de aquellas Islas y de lo que, a su entender, por larga experiencia que de aquella tierra tiene…, después de haber llevado los quarenta Religiosos, eceto dos que murieron en el viaje que V.M. mandó llevar para la conversión de aquellos naturales, y de haber fundado doce monasterios…, y de haber visitado la Provincia y de haber hecho lo que V.M. le mandó y su Orden le encargó, con parecer y licencia del Gobernador de aquellas Islas, y persuasión y ruegos de los religiosos de aquella Provincia, aunque cargado de años y trabajos y consideración de los venideros, pospuesto todo peligro de tan larga y peligrosa navegación, viene esta tercera vez a dar quenta a V.M. de lo que a su Real servicio conviene…».
Fue pionero en la predicación del evangelio en la isla de Mindoro, donde fueron numerosas las conversiones que consiguió. Junto con la labor misionera, desempeñó el cargo de Visitador General, comisionado por el propio Rey y por la Autoridad Apostólica. En 1572, impulsado por su gran celo apostólico, pretendió, junto con otro religioso agustino, fray Agustín de Alburquerque, pasar a China a predicar el Evangelio, misión que no pudieron realizar, porque los mercaderes chinos que se habían comprometido a llevarlos no cumplieron su promesa. Se le considera, con toda justicia, como uno de los fundadores de la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús de Filipinas.
En 1575 fue elegido Prior del convento de Manila y Definidor, siendo reelegido para los mismos cargos en el Capitulo de 1578. En 1580 se encontraba en Madrid, resolviendo varios asuntos que le había encargado la Provincia. Interesado Felipe II en enviar una embajada al emperador de China, extendió su nombramiento de embajador suyo a fray Francisco de Ortega, el cual, para llevar a cabo aquella misión, debía hacerse acompañar de otros dos agustinos. De vuelta a Filipinas, fueron vanos sus intentos para entrar en China, de modo que no pudo dar cumplimiento a los deseos del monarca español.
Importantes asuntos, entre ellos el reclutar más misioneros, y sin miedo a aquellas terribles travesías, le trajeron de nuevo a Madrid en 1584. La Provincia de Castilla le dio el título de Visitador de Filipinas, nombrándole jefe de la misión que había de salir con destino a las Islas, todo lo cual fue confirmado por el Prior General de la Orden con fecha 5 de junio de 1587. Y, en efecto, con aquel grupo de misioneros llegó a Manila en mayo de 1590. En 1591 fue nombrado Definidor de la Provincia para el Capítulo General, teniendo que desplazarse, una vez más, a España y de aquí a Roma; con ese motivo el Gobernador de las Islas le invistió de poderes extraordinarios para tratar en Madrid asuntos relacionados con la Audiencia de Manila y de su Obispado. Siete años más tarde lo encontramos de nuevo, ya por última vez, en Madrid, en el Convento de san Felipe el Real, en cuyos libros de consulta aparece su nombre desde el 8 de mayo de 1598 hasta el 22 de febrero de 1599.
El día 12 de abril de 1599 Felipe III lo presentó para Obispo de Nueva Cáceres en Filipinas. El Papa lo preconizó en 13 de septiembre del mismo año, siendo consagrado en México al año siguiente. Falleció sin haber podido tomar posesión de la sede, puesto que «murió de camino», según el P. Tomás de Herrera.
Entre los escritos que nos dejó figuran interesantes Memoriales, Relaciones e Informaciones varias sobre «el estado de las Islas» y «sobre los muchos servicios que prestó la Orden en aquellas tierras». Autor: Teófilo Viñas, Osa
Autor: Ortega, Francisco de
Título: Carta de Fr. Francisco de Ortega, OSA., a S. M. dándole cuenta de su viaje hasta Filipinas y exponiéndole la conveniencia de que cada año se envíen 300 o 400 hombres desde México a las Islas con el fin de conquistar el Maluco, Japón, China, etc.
Lugar y fecha:México, 18 de diciembre de 1581. Localización:AGI, Aud. de Filipinas, 84; 2 hs. fol.; original. Extensión del documento digitalizado: 843 palabras / 4.387 caracteres. Localización y transcripción: Dolors Folch Fornesa / Carles Brasó Broggi. México, 18 de diciembre de 1581.
Carta de Fr. Francisco de Ortega, OSA., a S. M. dándole cuenta de su viaje hasta Filipinas y exponiéndole la conveniencia de que cada año se envíen 300 o 400 hombres desde México a las Islas con el fin de conquistar el Maluco, Japón, China, etc.
C. R. M. Desde Cádiz escreví a V. M. cómo yo me enbarcava con los treinta Religiosos que V. Magestad mandó que llevase a las Islas Filipinas, y cómo por falta de tiempo para hacerse lo que V. M. enbiava a mandar se embiase al Rey chino me venía sin ello, por lo qual escreví a V. M. que aguardaría en esta çiudad de México hasta saber su Real voluntad, y lo que en este caso y en lo demás V. M. me mandase haçer, a cuya causa entiendo en despachar a las yslas Filipinas veinte religiosos, de los que por mandado de V. M. traje, y yo me quedo con los demás para yr el año siguiente, y para aguardar lo que V. M. es servido mandarme haçer, porque mi deseo, querer y voluntad depende de la real de V. M., a que en todo, como leal vasallo y menor criado de V. M., deseo servir, y como tal doy a V. M. aviso, como quien tiene experiençia de veinte y siete años de yndias, diez y nueve desta tierra y ocho de las yslas philipinas, que convendrá al servicio de Dios nuestro Señor y de V. M. embíe a mandar al Virrey desta tierra embíe cada año treçientos o quatroçientos soldados a aquella tierra para que se vaia poblando, y copia de Ministros para que los naturales della se vayan convirtiendo a nuestra sagrada Religión, augmentando y los Reynos de V. Magestad engradesçiendo, porque con el justo título que V. M. tiene, y nuestro Señor fue servido de darle, de ser Rey y Señor de Portugal, con los demás Reynos y Señoríos que V. M. tiene, entiendo que la magestad divina es servida de augmentar su iglesia, tomando a V. Magestad por instrumento de tan santa obra, y empeçando a dar señales y prendas del premio que V. M. terna en lo que por su amor y servicio á hecho, haçe y hará, augmentándole en esta vida sus Reynos y estado, para que en la eterna vaya a reynar para siempre.
E dicho esto, Sacra Magestad, porque aviendo mucha gente en las yslas, podrá V. M. embiar a mandar al gobernador que vaya con gente a tomar posesión de las Yslas malucas, a donde ay la espeçiería, como V. Magestad sabe, de donde, allende del servicio que a dios nuestro Señor se hará en la conversión de aquellos naturales y en la conservación de los que ubiere cristianos (se algunos ay), la real hacienda de V. Magestad será muy augmentada, porque de solas las yslas Philipinas, digo de las que hasta agora se an descubierto, no lo será, sino antes cada día se yrán augmentando gastos a la Real Caxa de V. Magestad; y demás desto las yslas de Japón están çerca de la ysla de luçón, donde está la çiudad de Manila, que es donde reside el gobernador y los demás que en servicio de V. M. están en aquellas partes, y para yr a tomar posesión dellas y a que aya trato y comercio con los naturales de aquellas Islas, en nombre de V. Magestad, y le conozcan por su Rey y Señor, es menester que aya gran copia de gente en las Philipinas, máxime si V. Magestad es servido que vayan al Reyno de Sián y Patán, y a la Jaba mayor y menor y al gran Reyno de China pues todo cay en la demarcaçión de V. Magestad, y para que esto venga en execuçión, siendo V. M. servido de embiar mucha gente a aquellas partes para el dicho effecto, será necessario que V. M. mande hagan en el Realejo y en Nicaragua, que es en esta tierra, en la contracosta del mar del Sur, media doçena de navíos grandes, sin dos que ya se an hecho, y en las Yslas Philipinas que se hagan otros dos, como los que se an hecho, en manera que tenga V. M. una doçena de buenos navíos para que esta carrera se curse más, así para las yslas malucas como para las demás yslas y tierra firme, que V. M. fuere servido de embiar a mandar se vaya; todo lo qual entiendo redundará en honrra y servicio de Dios nuestro Señor y de V. Magestad, a quien Dios nuestro Señor nos guarde por muchos y felices años para ensalçamiento de su santa fee y conservaçión de sus Reynos con acrescentamiento de otros muchos, y que de los temporales vaya a reynar y gozar para siempre el eterno, etc. De México, 18 de diziembre de 1581 años. C. R. M. Besa las muy Reales manos de V. Magestad su indigno criado y capellán, frai francisco de Ortega [ rúbrica ].
AGI, Aud. de Filipinas, 84; 2 hs. fol.; original. Autor: Ortega, Francisco Título: Carta del Pdre Francisco Ortega(OSA) al virrey, Manila, 6 de junio de 1573. Lugar y fecha: Manila, 1573. Localización:AGI, Patr 24. Extensión del documento digitalizado: 705 palabras / 3.045 caracteres. Localización y transcripción: Dolors Folch Fornesa / Carles Brasó Broggi
Carta del Padre Francisco Ortega(OSA) al virrey, Manila, 6 de junio de 1573
El biaje del descubrimiento de la china no bino en execuçión porque faltó el gobernador miguel lópez de legazpi, que hera muy obediente a los mandatos de su Magestad y de V. Excelencia; después de su muerte hubo poca voluntad en el que lo abía de mandar hazer, porque él y otros capitanes lo procuraron estorbar desde el prinçipio, y así dieron sus pareçeres en contrario para que no se hiziese; y con todo eso tenía determinado el gobernador, que esté en gloria, de cumplir lo que V. E. enbiaba a mandar; subçedió después de sus días arribar los nauíos que yban a esa tierra, y como llegó a çubú el nauío Santiago sin xarçia ni aparejos, tomaron por ocasión de desconponer y desabiar vn nauío para abiar otro, y así le quitaron lo que abía menester para el viaje de la china, y avnque esta ocasión no se offreçiera, entiendo que no se effectuara por la poca voluntad que en el gobernador abía. Açerca desto creo escribirá largo a V.E.; lo que yo sé dezir, con lo poco que entiendo, y según dizen los que están sin pasión, que hera cosa açertada y negoçio muy ynportante, del qual podía redundar gran seruicio a nuestro señor y a su Magestad, y prouecho a su Real hazienda y ahumento de su Real estado, y esto haziéndose lícita y christianamente como su Magestad quiere y manda, y V. E. en su Real nombre; y entendiendo que se effetuara el viage, me abía mandado nuestro padre prouinçial que fuera con la gente que abía de yr al descubrimiento, e yo, avnque el biage es ynçierto y los peligros y trauajos çiertos, por serbir a nuestro señor y a mi Rey y a V. Excelencia, me abía offreçido al trauajo, y fuera con grande voluntad; y prosupuesto lo dicho, de nuebo me ofrezco a yr en la jornada, si V. E lo rreçiue en seruicio y me lo enbía a mandar; siendo la voluntad de V. E. que se prosiga y siéndola es necesario traer en tostones de allá dos o tres mill pesos, y a que de aquí se lleben çinquenta quintales de çera, y otros tantos de algodón, que son rescates que allá más valen; tanbién me pareçe sería muy açertado que fuesen dos nauíos en conserba, porque si al vno subçediese alguna desgraçia, como suele acaeçer en la mar, se pudiese la gente guareçer y salbar en el otro, de más de que yrían más seguros de enemigos, si algunos les quisiesen hazer mal; y siendo la voluntad de V. E., y pareçiéndole ser açertado yr dos nauíos, podrán yr los dos nonbrados, Santiago y el Spíritu Santo, los quales trayendo desa tierra lo neçesario de belas y xarçias y aparejos, se podrán muy bien en esta tierra adereçar de carpintería y calafatería, y hazer vn bergantín o pinaça para el viage, hasta que se diese buelta para esa tierra; y V. E. trate allá con los pilotos si se podrá yr a la ysla de cauchill, haziéndose el viage, porque es cosa ynportantísima, y yr a descubrir y ber aquella ysla, por ser muy rica, según fama, y de mucho trato, de la qual, según dizen, sale tanta pimienta cada año como clabo de maluco. Está muy çerca de la china y çerca de sián, y no creo muy lexos de buney; en aquella ysla tiene el Rey de la china vn gobernador y gente de guarniçión; enpero, según la gente que es, 300 soldados españoles pueden acometer a 20.000 o treinta mil dellos; dizen que allí ay caballos y elefantes, y que es muy abundante y muy prinçipal ysla. Atento a esto, V. E. bea y mande lo que más conuiniere al seruicio de su magestad y de dios nuestro señor, el qual la muy excelente persona de V. E. guarde por muchos años en su santo seruicio con ahumento de estado para el bien de esa tierra y conserbaçión y ahumento desta, y después desta vida le dé la eterna y perdurable, amén. Desta çiudad de manilla a 6 de junio de 1573 años. Muy Excelente Señor. Besa a V. E. Ias manos su yndigno capellán y orador, Fray francisco de ortega [rúbrica
Recopilación de Jose Vicente Navarro Rubio
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