martes, 15 de diciembre de 2020

POESÍA: MAGDALENAS DE AQUELLAS QUE NOS HACÍAN SUSPIRAR

 



Dos libras serán suficiente 

y nos darán

para harinar y azucarar

la masa 

que tendremos que preparar

para que ustedes sepan 

de que va

este asunto 

que acaba de comenzar.


En esta receta no pueden faltar

los huevos, media docena, 

nada más,

ni aceite del viejo olivar ,

medio litro y a cascar,

raspadura de limón

de la Valencia inmortal

y dos papelinas de gaseosa.

¿Qué tal?


Hay que batir las yemas

sin parar

y mezclar el azúcar

en forma circular

tal cual fueramos a sembrar 

un inmenso trigal.


Todo esto ya hecho,

ya sudando sin parar,

hay que decir que la tarde está

acabando de comenzar

al amasijo, de cabeza se van

las yemas, el aceite, 

tal cual,

y la harina, 

blanca como la cal,

las raspaduras del limón 

con olores a profundidades del mar,

y a

revolver  todo sin parar


Casi al final

dejamos la masa reposar

con una hora bastará

y ahora,

 uno a uno, 

tras, 

los moldes se comienzan a  rellenar 

y así, 

sin más,

el horno será 

 ese lugar 

en el que las magdalenas 

cogerán 

ese volumen 

tan particular,

para convertirse, 

¡Dios que bondad! 

en excelente manjar.


Autor: José Vicente Navarro Rubio











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