Tan recio el pueblo
el juez no esperaba
que aquellos paletos
como el les llamaba
de Cullera, extraña patria,
pudieran plantarle cara
y salir en auxilio de quienes en el carruaje marchaban
camino,
no se sabe,
por donde caminaban,
ni el por qué estaba
este juez tan enfadado
con aquel pueblo culto que lo ignoraba.
Todo fue por política,
los votos mandaban
y como se quiera
que el pueblo no quería
hacer lo que ciertos hombres le mandaba,
hubo pretexto
para ello,
como consecuencia de una huelga larga
y en ello un juez que se alza
como paladín que marcha
con el ánimo puesto en poner orden allí donde alguien le ordenaba.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
No hay comentarios :
Publicar un comentario