I
Que no sea la luz espartana
ni la ganas de devorar los inviernos que nos quedan,
que no sean, las aspas,
que no sea,
el calor,
que no sea,
el moler de los días,
ni el dolor de espaldas
de tanto segar y trillar en las eras,
que no sea
la alondra,
ella,
volando entorno a nuestras cabezas,
que no seA este poema,
¡qué no sea!
que la luz de tus ojos se apague,
que se quede ciega
tu presencia.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
II
El rayo,
como dijo el poeta que no cesa.
el azul de los cielos,
el del agua,
azul en los inviernos,
primaveras,
entre calmas,
entre penas,
entre pleitesías
y aromas de los montes
en las primaveras,
el azul
con su belleza
sobre los cielos
ese color que nos quema,
azul de gloria
tal corona de estrellas
con sus luces
que se encienden
para cuando el verano trae
la paz que nos gobierna.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
III
Todos tenemos algo que nos espera,
es la luz de los días
la que nos llena,
son las oscuridades,
son las tinieblas,
las que nos despojan
de aquello que fuimos
y nos adentran
en tierras profundas
que solo cuentan
para recordar lo que fuimos
mientras se apaga una candela.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
IV
Ande quieto
calle ella,
deje de calentar la hoguera,
que se apague el fuego,
que solo errantes
marchen
cual estrellas
los días que nos quedan
de estar sobre la faz de la tierra
Autor: José Vicente Navarro Rubio
V
La mano que toco
ella,
mano
y presencia,
sobre la blanca arena
la espuma de las olas,
el calor que revienta
las horas que transitan
alrededor de una esfera.
Y la tranquilidad
serena,
entre torrentes de ideas
de quien lee
y sueña
con no ser vasallo de la muerte
y reírse de ella
aunque venga
anunciando
su presencia,
aunque venga
acompañada ella
de aquello que se llama
paz sobre la tierra
Autor: José Vicente Navarro Rubio
VI
El amor
no espera,
llega
y se hace fuerte
y es tanta su potencia
que con el amor
cabalgan
a su grupa se montan ellas
las musas de los sueños,
las dulces presencias
de quienes solo quieren
amor con que regar las cosechas
aquellas
que llenan
los corazones de quienes juntos se besan.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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