Hoy es día de altos vuelos,
se que a poco que haga
me tendré que luchar,
no hay nada peor que un cuerpo sucio,
que desprende olor,
diferente a la carbonilla de los trenes
y a las frituras de torreznos
con aceite virgen de oliva.
Los olores, su percepciones,
han cambiado con el paso del tiempo,
la contaminación de las ciudades
y el tipo de vestimentas que usamos
nos convierten en caldo de cultivo
de los olores,
que se agarran ellos
con tal de vivir sus días de gloría
en las parte más escondidas
de nuestros organismos.
Agua que limpia,
jabones que se llevan los olores,
ser bienvenidos a este reino
desconocido
donde los humanos vagamos
oliendo los sobacos de los vecinos.
Seamos aroma fragante
que no se sienta por la nariz,
olor de versículo.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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