Codo con codo,
pregunta con pregunta,
desaire con desaire
y canta la tuna
de los otros días,
ella envuelta
de fiestas que se atomizan
como las cascaras de las almendras,
como la cascarilla
del trigo cuando se trilla.
¡Que ojos los de la poesía
tan llenos de luz
y de vida
y que sonrisa la suya
la de esa cara
que se ve llegar
todos los días!
Entre páginas y lecturas
me llegan recuerdos
de los poetas
que hicieron de su vida
eso que se llama
hábito y oficio,
sin necesidad de propagar más credo
que aquel que nace
allí donde el alma
exprimida
saca el juego dulce
que impregna los días
de menesterosos haces de cultura.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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