Nos persiguen una serie de tormentas
que van de pueblo en pueblo trasladando,
el fruto de una digestión
que las nubes van por al ano expulsando.
Llueve y graniza, vientos huracanados,
la presencia de Atila es algo ya cotidiano,
tan altivo él y acostumbrado
a sembrar la destrucción sin importar el daño.
Las imágenes de hoy
que un vehículo va trasladando
son las de una estepa manchega
azotada por el mismo diablo.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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