A veces las cosas no son
como uno quiere que sean,
a veces las cosas son malas
y otras veces las cosas son buenas.
Con todas las cosas
unas detrás de otras,
con todas sin excluir
ni una de las malas
ni una de las buenas,
nuestras almas se llenan
y nos convertimos
sin saberlo ni quererlo,
ni siquiera pensarlo,
en repartidores de sorpresas.
Yo tengo llena mi alacena
de todo aquello que me alimenta,
procuro en lo mío
ser menos presencia
y si cabe y a nadie le molesta
me gusta lo oscuro de las estrellas.
Por esos terrenos me lleva
la madre vida y la madre naturaleza,
una y otra de las manos cogidas
son sin que ellas lo sepan
ese algo que me queda,
en este caminar
que cada día más se acerca
a esa mi meta .
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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