Plutarco a la chita callando
fue más listo
de lo que pensamos,
para él era el universo
más de más,
todo menos
lo que el resto de sus contemporáneos pensaba
sobre este caso en concreto
que tiene que ver con la gravitación
fuera del contexto
del Planeta sobre el cual dejaremos
como únicos restos nuestros huesos.
Newton se llevó el conejo
a su cesto,
aunque sin los aportes de Plutarco
y de Galileo,
se habría comido la manzana
que le cayó un día de fuerte viento
y bajo el viejo manzano
habría compuesto
un soneto en honor
al viejo Dios del universo.
Aquí paz y allí gloria,
veo miles de años
por todos los lados
corriendo,
detrás de los planetas,
de las estrellas, de los satélites
y de esos extraños objetos
que por el espacio van
soltando chatarra sin miramiento.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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