Al amanecer todo es más grande,
los silencios más rotundos,
los amores más idos
de la mano de Dios,
los despertares más tiernos
y los sueños más olvidadizos.
Hoy me estoy perdiendo
ese instante de gloria
en que el mar busca manos
para salir de su encierro nocturno
y yo estoy aquí escribiendo,
pensando en lo que me estoy perdiendo,
mientras el Planeta Tierra gira
y Galileo continua viviendo
en los libros de texto.
La claridad de las madrugadas llega
con un buen albedo
de energía solar
reflejada en los témpanos de hielo
de la memoria,
toda ella brillante y blanca
y ahora me voy a ver ese misterio
mar, luna y luz,
todo al mismo tiempo junto,
para que el milagro sea más milagro
y corra él de boca en boca,
antes de su sacrificio
en la cruz del olvido.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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