Y si viene aunque sea lo que quiera
yo quiero estar allí,
en el amor y en la tormenta,
en el frío y en el calor,
en la oscuridad
y en los latidos de ese corazón
que desde siempre nos acompaña,
buen amigo él,
se sabe querido,
¿ qué sería su latido
sin mi respiración?
y es que la sangre corre,
ella se sabe caudal de vida
y con ello, su fluir,
nos anima
a seguir viviendo.
Una luz dije,
pero mejor que sean dos,
la que va y la que regresa,
que ninguna de mis luces
se quede perdida,
no sea que el corazón se enfade,
la sangre se congele,
la vida se me vaya
y este poema se quede a medias,
antes de ser medido
y entallado,
empaquetado y puesto a la venta,
en una expendeduría,
en la que solo se venden ilusiones.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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