Un miércoles raro
y una noche quieta.
Sepan
que pocas son las noches
en que estás no sean
propias de las estrellas.
En mitad de una tormenta
de amor
con sus ráfagas de arena
me llega el tránsito
de una especie de epopeya
con sus batallas y treguas.
Por aquí yace
un combatiente destruido
en una contienda
en la que solo los muertos
con el tiempo se cuentan.
Solo se
que quizás la vida
solo sea ella,
un poco de todo
nada más que amor o miseria.
Si te vienes te aseguro
que todo estará lleno
de cariño de verdad
de gramos de ocurrencias,
de décimas de sentimientos
de kilómetros de fiestas.
Nos beberemos el mundo
como si fuera
agua, limón y canela
y saldremos a defender
el amor de las telenovelas,
lanzando al viento
coronas de laurel
y de murta tierna.
Que todo sea
del color verde
lleno de esperanzas eternas;
que sea un día más
suficiente para llenarnos
de entrega;
un poco de todo
que también sea;
el silencio que se abre
en mitad de una senda que lleva
a un paraíso lleno
de imágenes selectas
arrancadas a la vida
para que luzcan eternas.
Me seducen esos besos
que me das en las mañanas,
en las tardes, en las noches,
en la cama, en el ascensor,
en la calle, en una glorieta;
camino de cualquier sitio,
como si nada fuera
otra cosa,
que el amor que se arranca
a unos instantes de calma
para cuando el alma está serena
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