No me veo perdido en el tiempo
con un bifaz en la mano
persiguiendo a un mamut
para abrirlo en canal
y comérmelo.
No me veo
me falta temperamento.
No me encuentro
pintando unos bisontes
sobre un roquero
con extraños pigmentos,
sangre, resinas, arcillas
y grasas disueltas
en un cuenco.
No me imagino fornicando
y con las manos
al mismo tiempo
apartando a especímenes
también en celo
que quieren aparearse
por culpa de un oculto deseo.
No me entiendo balbuceando
entre gritos y desesperos
palabras que aprendí
en las tinieblas de los tiempos.
No me sé huyendo de un rayo
ni temiendo a la noche,
a su cielo,
y lo que en él brota
por encantamiento.
No me visualizo viviendo
alrededor de temores y miedo
y no me entiendo
sujeto a un alfabeto
en que toda su sus letras
se pudieran contar
con cinco dedos,
entre gruñidos
y golpes en el pecho.
No me interiorizo
de cuerpo entero
y fuera del papel de poeta
que ama lo que hace
en perdidos sueños.
Me contemplo
a mi gusto e ingenio
despachando mis sentimientos
con la diligencia propia
de un funcionario de correos.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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