jueves, 11 de julio de 2024

 Suplico un poco de todo,
calma,
las prisas si no van acompañadas de pisadas
son algo parecido
al batir de alas
de una gallina
para cuando se arranca las plumas
en señal de alarma.

En esta mañana todo por venir
me he levantado 
y me he alejado entorno a los alrededores 
de una senda
por donde los pescadores pasan
con sus cañas.

Hambrienta escena de paz,
se alerta mi alma,
quienes pasan volverán
con la muerte arrastras.

Queda en esta mañana
un aire triste 
que se alza
cuando se lanzan las cañas 
sobre el agua
y un remolino de pasiones
zozobras e inquietudes 
 brotan bajo el agua.

Bajo las oscuras aguas
todos esperan su parte de carnaza,
aprietan filas,
se retuercen de dolor
y aguantan 
para comprobar lo que pasa.

Un estirón al sedal anuncia
que si se recoge el hilo con calma
algo caerá en el cesta
a la sombra resguardada.

No saben los peces,
en la escuela 
esa asignatura les falta,
 de las buenas mañas
de los lanzadores de cañas
de esta Ribera del Júcar
con un castillo en una de sus faldas.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

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