Las voces que oigo denotan
entre notas que me llegan
que la mañana avanza lenta.
Son los primeros estadios
de una conquista cierta
la del día que ya impregna
lo que toca con su mano diestra.
Poco más que nada
hasta este poema
en forma de letras,
ni se acerca,
ni se le espera.
Voy despacio midiendo
con cierta prestancia de poeta
que sabe como encasillar
sus menudas letras
en ese casillero
enciclopedia de las ocurrencias
Voy a mi manera,
ahora disparo una "s"
será que todo me sabe
a comida que alimenta.
De una forma cierta
subo y bajo los dedos
sobre las teclas
de un tablero convertido
en tabla de salvación
de quien ahora naufraga
mientras contempla,
muy al fondo
y escorado hacia la izquierda,
lo que parece ser un arrecife
con su bendita palmera.
Solo veo una, pero cierta,
de esas que contemplan
quienes espoleados por la impaciencia
todavía en su espíritu conservan
las ansias de vida y de amor
que si no se ven con los ojos
de la inteligencia
se convierten solo
en ligeras presencias
de quien prisionero sueña
con una libertad
que si con ella no se juega
es aquello que solo duele
y por supuesto no se tienta.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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