domingo, 4 de agosto de 2024

POESÍA: DIARIO DE VERANO XXXVII (AGUA EN LAS VIDAS)


Y allí junto al mar
todo bajo el agua reluce
en este domingo
que se mete en el cuerpo
para construir espacios de dichas.

Peces alevines nadan 
veloces;
rápidos bajo el agua me esquivan.

Lo que veo es el fondo
de aquel pozo
en una casa la mía,
 en una lejana
ya vida,
del que mi madre sacaba agua
 con un cubo y una garrucha.

El agua en la jofaina
era para mi padre
 cuando del campo llegaba
con cicatrices en el alma
que a todos nos dolían.

El agua y el pan en las comidas
allí siempre presentes,
pues sin ellos nadie,
de los que ahora
a mis recuerdos se me arriman,
podrían haber sobrevivido
a uno solo de sus días.

Así el hermano planeta Tierra
pagaba los desvelos
de quienes con él comulgaban todos los días.

Y no digo poco, 
sin agua en los campos 
los brotes de simientes
se morían,
 los animales padecían.
Tragedias inmensas 
año a año surgían.

El agua dicho de prisa
ella era la que hacia
que unos prosperaran
mientras que  en otros conseguía
que la cruz les cayera encima.

Cuantas rogativas y cuantos encuentros
de santos y santas de los pueblos
por las calles esperando
un aviso del cielo
para que aquellas agradecidas almas
volvieran a sus casas 
con esperanzas posibles,
en los imposibles de aquello sus días.

Entre remiendos en mis recuerdos
diviso en un altozano
algo que me indica
que para cuando llueve
por aquellos lugares 
por mi mente recorridos
 lo que más prima
es el ver como el agua sobre la cara
se siente ella en esa dicha
de estar a su gusto
entre los surcos de la piel 
convertidos en cauces de ríos
sin al mar salida.


Autor: José Vicente Navarro Rubio


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