Hablemos del desamor
y que se haga
de hecho y de palabra,
con la boca grande
y que no falten las palabras.
Pongamos los puntos
sobre las íes
y salgamos de parranda,
hagamos con la noche
una especie de máscara
y sigamos hablando
que no pasa nada,
que vale lo mismo
un kilo de amor
que otro de desamor,
que de carne
bien caliente y a la brasa.
El desamor en un haiku
da para decir que:
En noche fría
un suspiro maduró
y ella no estaba.
Y sigamos con el desamor
como si fuera él
una parte vegetal
de una ensalada
y bien condimentado
con aceite, sal, orégano
y un poco de salsa,
saquemos a la mesa
para degustarlo
ya sin falta.
Entre el amor y el desamor
hay un puente
que se eleva y baja
y si te pilla izado
se te van las ganas
de esperar por esperar
a que llegue otro mañana.
Escapando de un desamor
se puede caer en una celada,
ya helada la sangre
y sin poder restañar
la herida abierta en el alma
algunos dicen
en mitad de una gran calma,
adiós desamor,
sepas que quien te habla
es reo de sus pasiones
y tu ya no estás en esa futura carta,
en la que el amor renace
al tiempo que el desamor
se encierra en el interior de una oscura casa.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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