A un poema me refiero,
a este de ahora mismo,
ventilado
y con arritmias bien definidas
en cuanto se toca el corazón
de esos asuntos
que llegan de continuo.
No vive el poema en las nubes
está sujeto a los caprichos
de los vaivenes de la vida
y del poeta
con el que mantiene
una especie de terrenal vínculo.
Son los versos
especie de epígrafes
inconclusos y viven ellos
a expensas de quién construye
diagramas de flujo,
entre vaivenes y más vaivenes
de las ideas emergiendo
sin orden alguno.
Si hablamos del amor
o de nuestro pasado
o del futuro o
si por el contrario estamos tristes
o jugamos a ser distintos
de aquello que somos
es porque la fantasía
a veces se convierte
en ese artilugio
capaz de construir castillos
allí donde solo hay hojarascas y vacío.
¿ Cómo se que soy poeta
si no me he visto
de otra forma
a como me refleja
el gran espejo de mi mundo?
Quizás por ahí
entre tonos claros y oscuros
se encuentre eso que busco.
Si lo que queremos se transforma
en algo que intuimos
y lo llenamos de sentido,
si con todo eso fabricamos un poema
y lo dejamos para que sea leído,
si todo eso lo hacemos
quizás estemos en el camino,
de ver florecer algo más que letras,
en esos lugares donde de continuo
nos asomamos para asombrarnos
y es que las historias
de las que nos servimos
solo se encuentran al alcance
de quienes cierran los ojos y ven
lo que solo ellos han entendido.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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