Y no cuento nada importante,
nada que vaya a cambiar el mundo
ni nada que sirva
para explicar algo transcendental
a lo cual nos sentimos tan unidos.
Todo es fácil de entender,
mírese
y se verá retratado,
pues pienso
que hacemos lo mismo.
En todo nos valemos
de la palabra
y de los estímulos,
de lo que escribimos
y leemos,
nos servimos del pasado y presente
y en lo que creemos oportuno
del futuro,
para sin más doctrina
ni catecismo
meternos
en este mundo,
el de la poesía,
con lo que supone
el saber
que no estamos metidos,
en ningún manual de esos
en los que aparecen los poetas
recogidos,
tal si fueran toros
pertenecientes a una determinada
ganadería,
con su hierro incluido.
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