domingo, 22 de septiembre de 2024

POESÍA: UN OTOÑO CALIENTE

 Si no estamos
 no es porque no queremos,
hay otras cosas que hacer.
hay falta de interés, apatía.

Es el culpable otoño que llega,
quizás mañana a la hora señalada
se de el pistoletazo de salida
y quizás muera el verano,
o no muera,
quien sabe
lo que puede pasar
para esos instantes,
en que se instala en nuestra conciencia
la apariencia casi siempre falsa
de que aquello que nos venden
 siempre es la verdad que nadie discute.

El otoño en su día
era un motivo de inspiración importante, 
pues un ciclo se acababa
y comenzaba otro en el campo,
con la vendimia y otro tipo de productos
que se cultivaban desde siempre,
que si no eran del otoño
no podían ser de nadie,
pero hoy el otoño con los invernaderos
y con la facilidad de transporte
 entre continentes,
solo es una reminiscencia
 que queda ahí,
para que lo cojan los poetas
y los enamorados
y los hastiados y melancólicos
y los enfermos de los hospitales
y los cuerdos de los manicomios
y escriban algunos, 
los que más saben,
postales de todos los tipos
en que dejar constancia 
de algo que se odia 
o de algo que se quiere.

Doy el pésame a este otoño caliente,
en que cincuenta y cuatro guerras
y conflictos,
 nos sangran,
y nos dejan al pie 
de esos caballos que ya no existen,
pero que aquí se mencionan,
para que se sepa que Troya
 cayo herida de muerte
por culpa de un otoño
 escrito en alguna parte.
Aunque nadie lo sabe,
ni Erastóstones ni Heródoto
 se ponen de acuerdo
y es que a veces las fuentes 
son como el agua que corre y no se detiene
y cuando llega al mar nadie se pregunta
si estaba fría o caliente.

Autor: José Vicente Navarro Rubio


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