He comenzado a abrir cajas
de libros
que andaban perdidos
en un almacén
donde pasto del polvo
y del olvido
en nada servían
ya a nadie.
Es una tarea que me he propuesto
para antes de que la luz de mis días
se acabe,
y todo se vaya a parar allí donde
en un contenedor
se conviertan
en productos nuevos
que en todo ayudarán
a que no empeore
el medio ambiente.
Y es que a los libros
ya no los quiere nadie
y a los poetas menos,
por eso de que solo aportan
al mundo del arte
desesperos
que se convierten,
en gemidos y quereres,
mal de amores
y tragedias,
como aquella
que envió a un transatlántico,
no digo su nombre,
al traste.
Treinta libros han salido
en esta primera caja.
Ya me parecen
cuerpos sin vida
que se van a convertir
en lonchas de fiambre.
Del total de libros se han salvado
de un destino incierto:
Tiempos sin claves,
de Ida Vitale,
con aquello de,
"El día no da claves
ni alas ni palabras"
El hombre de los medios abrazos,
de Samuel Ros,
y esa su frase,
"El resto de la casa era extraño y desagradable"
Cien poemas de amor,
de Constantinos P. Cavafis,
"En sus viejos cuerpos acabados
viven las almas de los ancianos"
El apasionante mundo del libro,
de José Ruiz- Castillo Basala,
"La castidad no era nociva
ni para el cuerpo
ni para el espíritu"
Los más bellos cuentos Zen,
de Henri Brunel,
poema de Ryokan,
"La barca del arroz
se dirige
hacia la luna del tercer día"
El trovero Marín,
de Ángel Roca,
poema de Federico Casal,
"Franco, Durán, Alda y Rada
a la Argentina llegaron:
a la hija le llevaron
besos de la madre amada"
Poesía Completa,
de Jon Fòsse,
"Las horas son barro en su cuerpo"
y Apocalipsis de los dos asesinos,"
de Leopoldo María Panero
y Felix Caballero,
"Mi yo es una mueca de gato"
Por ahí en otra caja
andan los disidentes,
siete de ellos tratan de política.
Cinco de filosofía
,
¡Qué disparate!
tener a los filósofos
metidos en una especie
de botes de tomate,
y los diez restantes
son una especie de salmorejo
de esos que lleva
como ingredientes,
tomate, pimiento,
cebolla, ajos, pepino,
vinagre y aceite.
Sin más asuntos se cierra
este tema por hoy,
que sin ser importante
sirve
en aquello de cumplir los deseos
que en las almas siempre duermen.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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