Por nada ni yo ni ella,
ni te digo
ni se demuestra
que solo con el llegar
de las horas
en que los gatos maúllan
a las estrellas,
se pueda dormir
soñando con un día nuevo
que mañana nos sonara a víspera
de otro día en la recámara
de este poeta.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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