Que eterna es la noche
y que bien entra
en el alma inquieta
de los músicos y poetas,
de los pintores
que ven en la oscuridad
casi en tinieblas
el haz de luz
que sale por la bocana
de una escopeta.
Pintaba Goya
cerca de un tapial
que se vestía de blanco
y de rojo
en el Madrid sometido
a la bota que aprieta
de la soldadesca
que llegaba
desde fuera
para implantar su doctrina,
así nos fuera
en España corrala de Reyes
que todo se llevan.
En la eternidad
entre osamentas
descansan las almas
de las fieras
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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