Nos miramos y leemos,
tantas cosas nos unen
que sería difícil
no decirnos,
que estamos en contra
de las guerras,
que estamos en contra
de este mundo,
tan creado a imagen
de un Dios
del cual sabemos que existió
en un cuento para niños.
Mire usted,
usted amigo,
si de verdad luchamos
por lo mismo,
seamos más de todo consecuentes,
pongo un ejemplo
que si es compartido,
mejor para todos,
mejor para nosotros mismos.
Cerrar un poema
es como pegarle un tiro
al poeta que escribe
y en todo se siente investido
de ese don particular,
especie de lapidario
de gruesos bloques de granito,
al que van a llorar
quienes solo piden
a su altísimo,
la destrucción del otro,
por el hecho reconocido
de que dos pueblos no se entienden
y solo la tierra quemada
sirve de tributo,
a los deseos de quienes
se flotan las manos
y ven en toda esta locura
propia de Edipo
pingües beneficios.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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