Se habla de poesía contaminada
y uno se pregunta
¿de qué?
Uno se sabe
ya parte del poema
desde el instante
en que se abalanza
hacia las letras
que esperan
que diga algo,
que me declare
y convierta
en expositor
de una mercancía
que se come con la mirada
y es que
si somos algo,
lo somos
de esto que se llama,
salir a los vientos
del día
para ver lo que pasa,
con esa
pesada carga
que se invierte
descargando,
de parada en parada,
un poco de los elementos
con los que los poemas avanzan,
hasta que al final
se llega a un punto de parada
en que todo es
paz y calma.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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