Resulta raro
estar a estas horas escribiendo.
Me he saltado un día,
por aquí se celebra todo,
es una pena irse a dormir
para cuando sabes
que hay gatos negros que duermen
encima de los capós de los coches
preferibles los blancos como la leche.
Lo cuento por si acaso ocurre
que alguna vez me veo
como alguno de esos gatos,
abandonado a mí suerte,
la comida y el agua
a la sombra que dan
las ramas de un gran árbol
que crece sin miedo a nadie.
Es verdad que así tumbado
entran mejor las letras,
todo se convierte
en parte de ese festín que es la poesía
para cuando con ella convives,
pues nada pide,
no es exigente,
se sabe querida,
con gran dignidad me atiende,
requerir más es imposible.
Se acabaron ya por hoy las confesiones.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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