Es esta una hora vacía,
cascada, una hora
de saber,
de no hacer nada,
una hora salida
de un reloj de pared,
de un montante de arena
que entiende del tiempo
que este no es anda,
por ser todo y no ser nada,
por ser a las doce de la noche
el comienzo de un mañana,
por ser esto y aquello,
la ilusión y la matraca,
el pandero y la fiesta pagana
allí donde el mes de diciembre marca,
trinos que se apagan, óperas que avanzan,
días nuevos y horas mojadas
en tiempos de malas bonanzas.
Si lo se no hablo,
así pasa que si no hablo
es como si cada cinco minutos me mataran.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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