El sol que nos llega
muere en el fango
allí se convierte
en un resplandor que ciega,
la luna que no crece
vive sus noches de penas
en las lenguas de agua
que salen de su cauce
y matan por sorpresa.
Nos queda
en esta noche de espera,
paciencia.
solo ella
sirve
para poder decir
que la poesía llena
esos espacios del saber
que sirven
para abrir las conciencias
ante todo aquello que es digno
de tener en cuenta.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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