No pienso en mí,
pienso en Montezuma,
pienso
en lo mucho que nos queda por sufrir,
pienso en las penas
de los pobres de espíritu,
pienso en ti,
en la soledad y en los decires,
en la vulgaridad de los poemas
que no terminan de repetir,
que el amor es algo
que va y viene
y que en el corazón se deja sentir.
Pienso en la agonía de la vida
y en el sufrir,
de quienes se levantan
y con solo los ojos abrir,
ven lo de siempre,
la hoz que no para
de cortar tallos de aquello
que en harina se debe convertir.
Pobre de los pobres
que martirio el suyo
y que resistir,
a los embistes de la vida,
al transcurrir,
de las horas que se reflejan
en un reloj de pared
que no deja de repetir,
horas más horas,
minutos a más no pedir,
segundos que se van por la borda
y días que no se pueden teñir
del color del arco iris,
ni de la brillante luz
que el sol nos devuelve
sin nada a cambio que pedir.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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