Existe lo que vemos y ¿si no existiera
qué pasaría?
Que el pez espada solo sería eso,
que todo daría vueltas
en la imaginación tardía y temprana,
que las guerras sonarían a otras cosas,
que el azul del mar estaría formado por pigmentos
arrancados a las noches locas,
no pasa nada,
solo somos juguetes de lo que pensamos,
nos sabemos algo menos
de lo que saben las golosinas
en las bocas de los niños
poco antes de ser masticadas,
es verdad que existe la ignorancia
y las revelaciones en boca de quienes nos engañan,
es verdad que los poemas se visten de rosa,
en manos de los poetas románticos
que hablan del amor
de forma muy superficial y de pasada,
es verdad
que estar por aquí me trae regocijos
y es que me se lleno de esa ternura
que se respira por los poros del alma,
ya todo consumido me se poeta
en mi más completa pedantería,
antes de dejar este poema
como si fuera una estocada,
a un toro vencido, en el ruedo,
vacía la plaza,
con un sobrante esperando
que no se abra la puerta
para salir a la arena ya de rojo sangre,
ella mojada.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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